Historia del Proyecto
Andrés Guacurarí, el héroe olvidado, aun no reconocido hace aproximadamente doce años. Cuando en los libros de lectura figuraba algo de este representante de la raza guaraní, despertó el interés de docentes de la escuela Nº 783. Es por ello que armamos, con lo que había y hay aun hoy en el 2012, su interesante historia, el Concurso de Preguntas y respuestas, sobre su heroica lucha por esta tierra generosa. Tierra transitada en época de las Misiones Jesuíticas, por indígenas callados, humildes, pero expresivos. Dotados de un gran coraje y amor por su tierra.
Así, aunando esfuerzos, invitamos año a año a todos los docentes que querían a modo de competencia, con algunos premios, a participar. Y luego se hizo costumbre, todos los 30 de Noviembre.
La escuela 783 invita a concursar sobre Vida y Obra de Andrés Guacurarí, decía en las invitaciones.
Prueba de ello fue la participación de las escuelas Nº 250, 356, 796, 484, 717 y muchas, muchas más. Incluso en una oportunidad, se llevó a cabo en la vieja Estación Terminal.
Hace pocos días un alumno de 1º ciclo, preguntaba, ¿quién es Andrés Guacurarí?. Esa pregunta es como un despertar, un sacudón para aquellos que tenemos la misión de enseñar.
Pues al igual que San Martín, uno viajó a Europa y siguió la carrera militar; el otro, un desconocido, un indio más, se quedó en el Litoral para tomar la bandera india, roja color sangre, color sangre toro, como dice el poeta Ramón Ayala, y así, salir en defensa de nuestra frontera. Y vaya qué frontera, una cuña metida entre Paraguay y Brasil. Dos potencias que querían mano de obra para sus cosechas de yerba y tabaco, y que mejor apoderarse de ellos y encima quitarles su tierra.
Sólo que no sabían que allí nacería la figura de este valeroso ejemplar de la raza guaraní, líder y guía espiritual de una raza indomable de la cual todos tienen derecho a saber todos los días algo más desde pequeños, para que un día nadie más diga: ¿Quién fue Andrés Guacurarí?
Esa misión tenemos en nuestras manos, de eso se trata y de nosotros, misioneros, depende que su leyenda siga viva.
T.L./M.C